Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2015

LOS POLLOS Y LA MIEL DE PASAS

Esto lo había visto muchas veces en las películas pero pensaba que, eso, eran películas y que en la vida real sería de forma muy distinta. Entre incomodo y raro se debatía. No había tanto público como en algún cursillo de cocina que había impartido, ni quizás tan selecto, pero desde luego si especiales o al menos ese era el sentimiento que le producían esta docena de personas que le acompañaban y que durante algún momento de la tarde noche, serían su audiencia. Desde que había superado sus miedos había vuelto a la cocina, eso sí, de forma mucho más modesta. Quedaron muy lejanas sus ambiciones de estrellas Michelin, cuchillos de hierro, cucharas de palo, o casas de herrero. Siete mesas y un “noc-turno”. Sólo se había puesto una única premisa, disfrutar cocinando  y para ello, los agobios de las miles de comandas, ayudantes, pinches, jefes de sala, camareros, no ayudaban, con la de los ojos verdes tenía de sobra. Ya había demostrado que todo eso lo dominaba. En su álbum de fotos tenía

De los piojos al cielo.

Su fama de “niño raro" se la granjeó por esa capacidad que tenía de estar callado observando todo lo que sucedía a su alrededor poniendo carita de bueno y sin decir ni mu; sin embargo, aquel verano cambiaría muchas cosas por culpa de una terna de remolinos que tenía en lo alto de su cabeza, pero fundamentalmente a causa de aquel corte de pelo que Don Giovanni había practicado sobre su ensortijado cabello de angelito  como consecuencia de un ataque de piojos que se atrincheraron entre nudos y rizos. De nada sirvió que cogiera por propia voluntad un litro de vinagre para acabar con aquel parásito maligno, lavando la cabeza una y otra vez hasta vaciar la botella. La traición estaba consumada, “la Reina de la zapatilla” había dispuesto y no cabía otra; como corderillo al matadero, se dirigió hacia el sillón de decapitación en la barbería del Don. No hubo finezas y menos cuando intentó peinar al “vellocino”. De un cajón sacó un artilugio que jamás había visto en su vida. –Esto l