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Mostrando entradas de abril, 2016

¿LO HAS LEÍDO YA?

Según recostaba la cabeza sobre su almohada, expelía un largo y profundo suspiro llegando a notar como las paredes pulmonares se posaban una sobre otra. "Mañana será otro día". Levantarse hacía tiempo que había comenzado a ser una tortura, pero en los últimos días, el estrés de cada mañana se multiplicaba a cada repiqueteo del teléfono. Hoy intentaría superarlo, vencer la angustia, apoderarse de su voluntad, ser libre. A la hora puntual, "Ring, Ring, Ring", sonó el móvil, suspiró, entró en pánico, pero pudo resistir la llamada. Se produjo el silencio. Todos los días, la misma llamada, la misma pregunta, y la misma respuesta. Esto no podía condicionar su vida. "Ring, Ring, Ring", segunda llamada, pero no pudo más, y casi con el último campaneo, descolgó la llamada, y entre lágrimas y un balbuceo de pucheros respondió, "no, no me he leído el libro, es más, ni lo he empezado". Al otro lado de la línea, un breve silencio, y enseguida una voz ate

OLVIDARTE

Cómo puedo olvidarte, olvidar el terciopelo de tu piel, el verde de tus ojos, el fino perfil de tus labios. Cómo puedo dejar de regalarme un sólo despertar sin ti. Quién despreciaría el sol. Qué orate podría vivir en esa penumbra. Olvidar el contraluz de tu silueta, el nácar de tu piel, la firmeza con la que me aferras cuando se desdibuja el alma. Olvidar tu llanto y tu pena,  que es mi congoja, y mi duelo. Cómo podría olvidarte.

POR SI NO TE VEO

Te despediste mucho antes del ocaso. Ahora recoges velas, tazas, mascaras y muñecas. Volarán las ninfas,  hadas, fulares, y sombreros pomposos, siempre espectaculares. Quedará el local vacío, mas no se ira la magia, quedará aquí prendida, tras balcones, rejas y ventanas. Partes muy cerca, o quizás, lejos. Qúe importa eso,  siempre nos quedará presente Carol y su Espejo.

BRASAS

De un tizón encendido, brasa de carbón que arrasa, anda mi corazón "prendío", ni todo el agua del mar apaga. Me quemo porque me miras, y si no lo haces ardo, ten compasión vida mía  sosláyame con tu mirar un rato. Si es amor este ardor que no pase, que no muera, que no se extinga la llama que no se apague esta hoguera. Pues de un tizón encendido, brasa de carbón que arrasa, anda mi corazón "prendío", que ni con tu ausencia apagas.

TRAICIONES

Mora, mora, mora ¿Quién te traiciona? Un truhan,  una doctora y una Rubia en Zamora. Me han dado el pego y el lunes me entero. Se arrumacan,  me dan envidia, y la de Ramos, me apuntilla. Encima quieren arepas, ¿y que os ponga la mesa? Pérfidas, traidoras, de pena mi alma llora. Del árbol caído  haced leña, y  de paso os dejo preparadas unas pochas con almejas. Insensato de mí, ahógome, esto me ocurre y traición así no la perdono, Lescure.

LA MAÑANA DE MAÑANA.

Uno tras otro iban cayendo, de forma irremediable, como en una cinta transportadora en cuyo final sólo queda un vacío descomunal, el abismo. Todos quedaban gachos. La oportunidad obtener una pequeña victoria, se desvanecía, se volatilizaba, sólo quedaba el amargo sabor de haber fracasado una vez más. Era imposible, cuanto más se preparaban, aquellos cinco últimos minutos de clase, suponían una tortura para aquel reducido número de niños. No había un patrón de preguntas, eran todas al azar, lengua, historia, matemáticas, física, etc., y siempre lo mismo, cuanto más creías que sabías, siempre había alguna pregunta que se te escapaba. Cinco minutos y un "Espero que para mañana estén un poco más preparados que hoy. Ahí fuera se necesitan personas que sepan responder correctamente cuando se les pregunte". La mañana de mañana, se repitió durante muchos años, y aunque aquel profesor ya no formaba parte del elenco de educadores de aquellos niños, ellos, día tras día volvían a por

ENCARNADO

Encarnado que palideces, deseo de todos otrora te difuminas, languideces. ¿Dónde quedó tu fulgor? ¿Qué se llevó tu frescura? ¿Cuándo empezó a marchitar, encarnado, tu hermosura? Te extingues, lento, ajeno, ingrávido, en silencio. Te arropas con un hilo, hálito de vida. Marchaste lejos, no volviste. Arrumbaste todo tu ser a cambio de una quimera, una quimera inerte. Te he encontrado vacío, ya no te queda ni el hilo. Encarnado expiras, tañes tu último gong. Sigo mi camino, encarnado, Adiós.

LA LLAMADA

- Hola, paseaba el dedo por encima de la pantalla del móvil y te he visto - Ah, bien, ¿y? - Pues que me he dicho, ¡anda mira, cuánto tiempo! Que foto más chula lleva - Bueno, «chula» lo que es «chula», pues no. Una foto mía, de frente. - Ya, quizá quise decir, realmente guapa, que se te ve espectacular. - Estoy trabajando. - Uy, perdón, no era mi intención molestar. Pero no me he podido resistir, lo siento. Tienes una de esas bellezas que llaman la atención, de las que no pasan desapercibidas. - Gracias, muchas gracias. - De nada. Un placer, no me queda otra que pedirte que salgas conmigo, por ejemplo ¿a cenar esta noche? - Estoy trabajando. - Ay, es verdad. Bueno, luego te llamo, y quedamos en la hora a la que te recojo. - Como me vuelvas a llamar otra vez, duermes en el sofá. - Cariño. - Pesado, que ya llevas tres llamadas desde las nueve, y son y cuarto. No sé por qué te he dicho nada esta mañana. - Iba a ser muy difícil que me lo ocultaras, nos levantamo

CLAVOS

Clavos, dónde estáis, da igual si gélidos, oxidados, al rojo. Os necesito. Dadme el apoyo no me abandonéis. Asomad una brizna,  como rayo de sol, como oasis en la nada. Buscadme, socorredme,  no dejéis que sucumba, que caiga al abismo. Lacerada está el alma, casi yerma. Me dejaría morir mas me resisto. Clavos, dónde estáis da igual si sois besos, o abrazos. Os necesito.

EL SILLON DEL MAL

Era adulto, hacía décadas que traslucía canas, pero el pánico se apoderaba de él siempre en esa circunstancia concreta. La edad le había granjeado cierto aire de serenidad, sin embargo la procesión, larga e interminable, iba por dentro siempre que se aproximaba su visita anual al dentista, para la limpieza de boca, y comprobación de que todas las piezas dentales estuvieran en perfecto estado. El pánico a que le hurgaran entre sus encías era comparable al recuerdo de ver a su Madre zapatilla en mano, por lo que ya se encargaba de hacer un meticuloso tratamiento diario para llegar a la cita anual en perfectas condiciones de revista. Sin embargo, era impepinable, quince días antes empezaba a dolerse de todos y cada uno de sus apéndices bucales. Por doler, le dolía hasta la campanilla. Al final, llegaba el día, y entre risas y bromas, accedía al sillón del mal, la "Chaise Lounge" articulable con foco de interrogatorio. -¿Qué tal? ¿Has notado algo raro en este último año?

MARINERITOS ¿DÓNDE VAIS?

... me estoy haciendo viejo, y los recuerdos me traen gratas alegrías... Erase que se eran las aventuras de dos marineros. Uno majete, buen mozo, alto, cachas y castañuelo. El otro, para que negarlo, ¿de lo anterior?, la mitad más o menos. Pero bien se resolvían, al unísono, a la par, cuando sobre la cubierta se lanzaban a la mar. Fueron más de mil las aventuras.  La primera descomunal. Una semana el velero y contra un acantilado el pobre fue a parar. El buen mozo puso una "zodiak" entre el barco y el pedernal, el otro rezaba a la Virgen, a la del Carmen claro está, cuídamelo virgencita linda que se me va a emparedar. A partir de aquello, comenzó la instrucción, del buen mozo, el deportista, y del otro, músico de acordeón. "Esto no puede seguir así" afirmó el capitán mejor, "que a la próxima cantamos dónde está el velero, matarile rile ron" Duras y arduas jornadas de aprendizaje, ¡Sí, Bwana! Mesana, Génova, Winche, Cabo, Estribor, Popa y Eslor