Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de junio, 2015

EL GIN Y EL HAM (III)

El resto de la semana paso de forma efímera y cuando nos vinimos a dar cuenta era viernes, así que me hice una pequeña lista de cosas que necesitaba comprar entre las que se encontraba el vino para la cena. Al desconocer el menú, opté por la lógica. ¿Sushi?,  fijo blanco,  Chardonnay, Sauvignon, o Cava. Definitivamente los tres y  el Cava seguro que caía a los postres, como los cadáveres. La semana había sido de lo más sano así que abusar un poco del vino el sábado noche tampoco iba a suponer un delito flagrante,  «dos de cada ». ¿Por cierto?, no me comento qué tan de formal sería el evento, dato más que necesario para no tener unos ojos verdes algo tirantes durante el convite. En fin, no me queda otra que llamar al anfitrión. - Buenas... ¿David? ¿Cómo estás, ya lo tienes todo previsto? No me comentaste nada sobre la etiqueta,  ¿algo formal o desenfadado?          - Hola. Si, nada formal. Bueno la chaquetilla, esa de  cocinero que llevas como segunda piel en plan Chicote, dé

EL GIN Y EL HAM (II)

Existían muchos motivos por los que ir a casa de David era un verdadero placer. El primer recuerdo siempre me llevaba a nuestra etapa juvenil  y  sus magníficos dibujos y caricaturas que plasmaban a la perfección cualquier personaje o situación. Su visión para el diseño, fotocomposición y publicidad eran magistrales, y en lo que se refiere a la decoración gozaba de mi mayor admiración. Su capacidad para fusionar lo Oriental con lo Occidental, sin que nada desentonase, era exquisita. La seriedad de las Hoates convivía con la alegría de las Voltos. La sobriedad de los Bargueños con  la sencillez de un Futon sobre un minimalista tatami en laca negra. Todo en continuo equilibrio, el Yin y el Yan. No sé si eso se llevará en los genes, pero siempre me dio la impresión de que tener esa mezcla entre Chino y Español le daba ventaja. Un suave “me parece bien siempre que sea cena Oriental” me sacó de mi abstracción, a lo que contesté un “perfecto, le envío un mensaje e incluyo tus peticiones”

EL GIN Y EL HAM (I)

Acabábamos de llegar de un fin de semana en tierras Sorianas, y para no variar había colmatado mi cupo de grasas animales procedentes del cerdo para los próximos seis meses; ni siquiera los inmejorables vinos de la Ribera pudieron contrarrestar el exabrupto, que de culinario tenía poco, y que más bien se correspondía con una bacanal romana. Afortunadamente estas cosas las hacíamos una vez al año, pero cuando asciendes y desciendes andando desde Vinuesa hasta La Laguna Negra con todo el camino nevado como estaba ese año por febrero, al llegar al primer bar habitado por seres civilizados, les demuestras que eres Obelix en el comer, y aunque en la figura no, al salir de allí ya llevas parte del camino andado para asemejarte a tal figura "Hercúlea". Por suerte en casa tenía provisiones suficientes de desengrasantes, de los que daría cuenta de forma cumplida en cuanto el equipaje fuera distribuido en cada uno de sus correspondientes compartimentos. Dos Gin Tonics, elaborados si