- ¿Por qué no llevar zapatos es malo, mamá? - Debemos llevar zapatos para cuidar nuestros pies, además, si se nos enfrían podemos ponernos malitos, y tú no quieres ponerte malito, ¿no? - No. Pero es que estos me hacen daño, me están apretando los dedos. - Bueno, aún están nuevos, pero verás como pasados unos días no notarás si los llevas puestos. - ¿Y con estos se puede jugar? - Si. Todo lo que quieras. ¿Por qué? - El domingo vi a Ramón, y me dijo que no podía jugar. Su madre le había dicho que con esos zapatos que ni se le ocurriera. Eran unos zapatos relucientes. - Serían para ir a misa. Ramón ya ha hecho la primera comunión. Son los zapatos de domingo. - ¿Y ese Domingo tiene muchos zapatos? Últimamente no hago más que escuchar su nombre. Ramón, Clara, Luis, Pedro, todos igual con lo mismo, "No, hoy no puedo jugar, que llevo los zapatos de Domingo" - Bueno, dijo la madre esbozando una sonrisa, ya te lo explicaré otro día, ahora tienes que ir al cole. -