Tal y como estaba previsto salimos a
correr. No hubo preguntas sobre la súbita levantada, cosa que agradecí muy
mucho, pues no tenía ni pizca de ganas de explicar tan lamentable suceso, y
mucho menos dar pie a cualquier sorna procedente del luctuoso despertar.
Que te de flato al kilómetro de haber
empezado no resulta nada confortable y si encima te sientes como el lobo después
de haberse comido a los seis hermanitos del cabritillo chico, vas de culo, eso
sí te da pie a ponerte verde durante un tiempo en la carrera con expresiones
tal y como «ceporro, carpanta, tragaldabas, asalta ollas, cavernícola», todas
ellas muy animantes del espíritu y de la autoestima, y que bien mirado no vienen
mal pues te distraen del dolor y de la pesadez, continúas con el trote «pin
pan, pin pan» y consigues en algunos casos no parar e incluso llegar al
objetivo del día, que en este caso eran 5 km, afortunadamente.
Reconozco que en esta ocasión pudo más el
pundonor de ver que en todo el trayecto lo único que divisaba era la, dicho sea
de paso, muy bien formada retaguardia de alguien con ojos verdes que me iba
recordando todos y cada uno de los bocados de pasta que me había comido, y el
feo tan espantoso que le iba a hacer a David a la hora de la cena.
- Querida, acabo de encontrar el slogan de
la cena. « Sushi a la Mariló. Tontos en
sí mismos, pero ¿cómo están? ¿Tú crees que Carlos estaría dispuesto a hacerle
la campaña publicitaria?»
Sin llegar a dar tiempo a nada, conseguí
pedir disculpas por el comentario en voz alta. «Lo siento, ha sido una
estupidez por mi parte. La pobre chica no tiene muchas luces, pero no hay que
pasarse con estos comentarios en plan amigotes pasados de vuelta en el bar.
Pero reconoce que lo de «Sushis a la Mariló», da mucho juego, o por lo menos un
poco»
No hubo respuesta, lo que consideré como
aceptación de las disculpas al tiempo que un darme la razón, pero eso es como
el secreto de confesión, nunca saldrá de sus labios. En fin, hora de tomar una
ducha para quitarse todo el líquido salitroso expelido por los poros, aunque
bien se podía acompañar con un Gin Tonic, ¿a medias?, para terminar de rebajar
lo que la carrerita empezó, ¿no?, además aporta minerales.
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