La plaza de los «Asamblearios» estaba casi
de bote en bote, con un «murmullo-jaleo-fiesta sádico salvaje descomunal»
viendo imágenes de juicios sumarísimos de años anteriores. Una barbarie popular
sin sentido ni razón, pero que año tras año había ido en aumento
fundamentalmente por el hambre y por el terror. La asamblea obsequiaba con
barra libre de comida y bebida a todos los presentes, incluso era permisivo con
el avituallamiento para casa. Una vez dentro, eras monitorizado e identificado.
Lo que hicieras en el juicio quedaba registrado para su revisión posterior por
los comités disciplinarios. Si en un juicio apoyabas la opción contraria a la
elección «Asamblearia» asistente, tenías que dar muchas explicaciones al
respecto. Si un año asistías, pero al siguiente no, las huestes de la asamblea se presentaban en tu domicilio para pedir las explicaciones
oportunas salvo que hubieras justificado la falta de antemano. Ante tal cúmulo
de circunstancias, los ciudadanos decidían que era mejor asistir, hacer acto de
pillaje subvencionado, y apoyar al «Iletrado Asambleario» evitando después la
tortura de preguntas y respuestas, y como no, ser arte y parte del juicio, que
podía acabar con una lapidación, nunca mortal, si conseguías que alguien te
recogiera y tuviera los suficientes conocimientos médicos como para salvarte.
- Buena jornada Asamblearia -, saludó al
oficial de recepción.
- Buena jornada ciudadano. ¿Qué motivo le
trae hoy aquí? No le veo provisto de los penalizadores estandarizados
asamblearios, ¿piensa adquirirlos dentro?, le advierto que han asistido
muchos ciudadanos y no sé cómo estarán las existencias. Quizá debería
plantearse comprarlas fuera, son un poco más caras pero le aseguro que aciertan
lo mismo. Particularmente conozco un vendedor que los suministra un cinco por
ciento por encima del precio, pero son oficiales y no tendrá problemas para
poder entrar.
- Ah, se lo agradezco oficial, pero en
esta ocasión puede que haga acopio desde abajo. Vengo a hacer una revisión
Judicial ante el tribunal.
- Entendido. Sus credenciales por favor.
Extendió su DAC (Documento Asambleario del
Ciudadano) y la carta recibida. El oficial revisó la documentación con minuciosidad, como el que
intenta desactivar una bomba, se la devolvió, y en tono solemne se
expresó.
- Ciudadano Daniel, en el día de hoy no
están previstas revisiones, sólo juicios sumarísimos, así que o bien se trata
de un error en la fecha, o han modificado su estatus. Pase un momento, que
cotejo la información. Espéreme aquí junto a la oficial Lorelei voy a ver si
me indican en qué situación se encuentra.
- No me queda otra opción oficial. Está
claro que el Tribunal no se equivoca, y cualquier modificación se deberá a algo
que intentan corregir y subsanar. Cumpla con su cometido, yo esperare a que
regrese en compañía de la Agente.
Odiaba tener que bailarles el agua, pero
toda palabra era analizada para ver las intenciones, aunque no negaba que le
resultaba bastante hilarante ver las caras de "no me entero de nada, pero
tiene usted razón" con la que le miraban algunos.
Mientras esperaba el retorno del oficial,
intentó hablar con la oficial Lorelei, una joven de estatura colosal, y con una
musculatura que se le transparentaba tras el uniforme de manera exagerada.
- Tenemos una muy buena jornada para
celebrar los juicios, seguro que hoy tendremos un pleno total ¿Sabría decirme
qué capacidad de aforo tiene la plaza? No me hago a una idea, dos mil, cuatro
mil.
- Según las notificaciones que hemos
recibido, diez mil personas en el interior, y tres mil por cada pantalla
colocada en las proximidades, que son unas cinco. En total veinticinco mil
personas, sin embargo se han habilitado otras cinco pantallas más en otros
tantos puntos de la ciudad. Hágase las cuentas si lo desea.
Que maja, pensó para sí mismo. Estos
ñurdos se van superando cada vez más, y la cantidad de comida que deben de
tener preparada para toda esta prole debe ser inconmensurable.
- Veo que es muy joven, permítame la
licencia, lo que demuestra que es de un gran valor para la asamblea. Hay pocos
jóvenes capaces de llegar a la categoría de oficial a tan temprana edad. Eso es
para estar orgulloso. Supongo que sus progenitores lo estarán.
- He sido la primera de mi promoción y la
mejor cualificada en los últimos cinco años. El resto no le interesa, salvo que
me he hecho a mí misma, pues mis padres fueron sentenciados por la Asamblea al
cumplir yo los doce años como consecuencia de una denuncia que interpuse cuando
descubrí que robaban y almacenaban agua.
Definitivo, una chica magnifica. Ideal
para tenerla como nuera
- Es obligación de todo Asambleario
denunciar actos delictivos. En fin, permítame que me alegre por sus éxitos
académicos y profesionales, que seguro serán muchos más.
- ¡Tigre, que bien te veo, y raro sería
que no estuvieras en compañía de una guapa mujer!
Por unos segundos palideció. Sólo conocía
a una única persona que saludara así a alguien, dicho sea de paso cuando estaba
de buen humor. Intentado no palidecer, y sin soltar la sonrisa que le
esgrimía a la joven, se giró lentamente.
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