La plaza de juicios tenía los tendidos a
rebosar. Dispuesta de forma circular, las gradas recordaban al circo romano. El
suelo de la plaza disponía de unos mosaicos con pasajes de la lucha por
liberación, y de los juicios sumarísimos realizados contra las clases políticas
corruptas, y que en los días de los festejos eran tapados con una mezcla de
serrín y arena, con el fin de que no se dañasen, bueno concretamente, que no
quedaran rebosantes en sangre.
El espectáculo era Dantesco. Centenares de
asamblearios unidos por peñas, sin números, las denominaciones iban desde
"Los Calígulas", los FMLN, Avispas Negras, las " Trece
Rosas", los "Canteros Asamblearios", y por supuesto, los
"Bakunin", flamantes, uniformados con el color oficial, el gris
mediocre, con sus largas melenas sucias, ensortijadas, y barbas de igual
aliño, cubriendo sus grises ropajes con abrigos grises raídos. Era la masa más
numerosa, los que decidían un juicio con un simple ademán del legislador
asambleario. Tenían el Arsenal oficial de cantos manufacturados en todo el
ámbito territorial, y la venia para juzgar sin que hubiese veredicto, o
indicios claros de culpabilidad. Montaban sus propios juicios paralelos, dentro
o fuera de la plaza, gozaban de inmunidad. Todo aquel que se les
enfrentase era carne pasada por la piedra, sin más. Les amparaba la ley.
«...podrán efectuarse juicios Asamblearios
"in itinere", cuando se detecte que se está produciendo, o cuando se
tenga conocimiento de la existencia de confabulación de delitos contra la
asamblea, pudiendo juzgar al inculpado en el momento, e incluso ejecutar la
sentencia, si existe entre los presentes un Intendente Judicial para verificar
y salvaguardar la defensa de la Asamblea y el reo»
Evidentemente, todos los grupos Bakunin
estaban dirigidos por Intendentes Judiciales. En cualquier momento, cualquier
ciudadano podía ser ajusticiado por el mero hecho de cometer el error de
encontrarse en la misma acera que los cachorros.
Las diez de la mañana. En los altavoces un
estridente ruido anuncia el inicio de las sesiones Asamblearias del día. En las
gradas un enfervorizado rugir, todos los asistentes menos los Bakunin que
permanecían en silencio hasta que las hordas terminaran su algarada. Finalizada
la explosión de júbilo, los Bakunin comenzaban a rezar sus soflamas "Para
escapar de su miserable suerte, el pueblo tiene tres caminos, dos imaginarios y
uno real. Los dos primeros son la taberna y la iglesia, y el tercero la
revolución social. Llegó el día en que el Yunque se ha cansado, y ha pasado a
ser Martillo. Seremos realmente libres cuando todos los que nos rodean, mujeres
y hombres, sean realmente libres"
"Con el permiso de los Bakunin claro
está" - pensaba mientras observaba a la tropa uniformada recitar al
unísono el legado de su inspirador.
Finalizada la demostración de fuerza y
poder, el resto de los asistente rompieron en aplausos y vítores pues al margen
de la adhesión o admiración que pudieran sentir por ellos, las cámaras estaban
muy presentes.
Por los altavoces se anuncia la presencia
de Intendente Judicial.
- "Hace su entrada a la plaza
Asamblearia el Intendente Judicial CGR, el Notable Ciudadano Carlos, acompañado
de su ayudante la Oficiala Judicial Lorelei. Ambos intentarán clarificar al
resto de los asistentes Asamblearios los motivos por los que los ciudadanos,
que a continuación aparecerán, deben ser reprobados o reinsertados en nuestra
intachable ciudadanía popular, libre de crímenes execrables desde que la lucha
como pueblo se instauró frente a la inmundicia de la corrupción opresora. Que
la sabiduría popular asista a los inocentes y sancione a los culpables"
«Vaya con Carlos, no me extraña que no se
vea con Rosa, no le quita el ojo de encima a la retaguardia de la Oficiala
Lorelei, y ¿a mí me llaman viejo verde?». Ni una sola palabra salió de su boca.
Sabía que estaban enfocándole, así que sólo pudieron ver la sonrisa mueca que
desde hace muchos años se había dibujado en su cara. Menudo documento gráfico
tendría el Intendente si los lectores de labios le pasaban la grabación.
Insulto a una ciudadana, insulto a un Intendente, y de ahí para arriba,
espectáculo asegurado, un enterramiento litológico de primera.
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