Tras dos meses de espera,
señores, pasen y vean.
Cuatro inigualables jornadas,
niños y adultos por la cara.
Verán lazar cuchillos,
sin vendas en los ojos.
La muñeca que llora,
y hasta el perrito sin moto.
El chaquetilla prieta,
que regala prebendas,
opta por la plaza
pa´ mi que no se la queda.
Pasen señores y vean,
hay clamor, hay delirio
esta tarde abre sus puertas
para tos, el Hemicirco.
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