Como vagabunda alma,
viajas en el tiempo,
y te sigo con la mirada
en tu vaivén orate.
No pretendes principio ni fin,
revoloteas, das vueltas sin cesar.
Mi mirada desfallece retuerta,
eso a ti, te da igual.
No me das tregua
no hay descanso,
lo mismo estás arriba,
otrora abajo.
¿Un plan preconcebido?
Desconoces esa palabra,
todo es pasto de la improvisación,
de tu propio caos.
Y si con el paso del tiempo,
cuando la madurez lo fastidia todo,
llegan las treguas, y desaparece el orate,
aquí estaré, aún con los ojos retuertos,
para seguirte en tus lances.
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