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Mostrando entradas de abril, 2015

DEL GURUGÚ VIENE UN BARCO CARGAD DE ...

- Su altísima majesdad, birdonad a isti humilde vuestro súbdito  que osa sacaros de la pas que os invuelve. Oh gran susesor de Mahoma podéis regalarme de vuesdra atension? He risibido carta de  primo Driss. - Hassan, no se como aún conservas cabesa tuya sobre hombros, eres un perro adulador y deberías estar in lo más profundo de un pozo rodeado de sirpientes de cascabel. Me acabas de sacar de un dulse suenio rodeado de Uris. Qui is iso tan importante? - Su serenísima deberíais hacerme ser pisado por una manada de rinoserontes por turbar vuestro suenio, no soy meresedor de istar en vuestra presencia. Volveré en otro momento si consideráis que primero me he de quitar vida. - Calla sarnoso eunuco, ya pinsare qui tormento es  más propicio para  infamia qui acabas de cometer, pero di, qui is iso tan importante? - Si, majistad! Os disia, he recibido carta de primo Driss. Ista muy contento con notisia escuchada por tele sobre regenerasion di lo arbole y bosques de nuest

EL BACIN Y LA MAYONESA ( y V)

Otra vez. “San Lorenzo, San Pascual Bailón, protege a este tuyo servidor”. Acto seguido y sin contar, pulsó con sus tres dedos. La maquina hizo su ruido habitual, y enmudeció. Así permaneció durante unos segundos eternos. No mirar, no mirar, no mirar se decía. Luego cayó en la cuenta que eso era para el resto no para él que tenía que ver que estaba haciendo. Cuando abrió los ojos, ahí estaba, subiendo, cremosa, sin prisas, ligera pero densa. Se quedó estático unos segundos más. Se estaba gustando, deleitándose con las formas, su buen hacer, y con la destreza propia empezó a realizar los acompasados movimientos para terminar de ligar la salsa. Le brotaban las lágrimas como si estuviera cortando un saco de cebollas. No hizo falta decir nada. La de los ojos verdes se giro y le dio el más tierno de los abrazos que jamás hubiera concedido. Pasados unos maravillosos cinco minutos el se recompuso, y ella, le hizo un guiño. Mirándole fijamente sin mediar palabra le preguntó &quo

EL BACIN Y LA MAYONESA (IV)

Abstraído, había olvidado que los ojos verdes estaban escrutando cada uno de los movimientos de sus manos, sus gestos nasales y las ocurrencias de último momento, aunque para esta mayonesa y con los escalofríos que le estaban recorriendo continuamente de norte a sur y de este a oeste pocas improvisaciones. Se volvió a centrar, y recordó todo lo que se necesita saber para hacer una mayonesa y que aprendió en casa de pequeño. Como no era chica, estaba tranquilo. El vaso, estaba seco, vamos, sequísimo. Batidora al fondo, la potencia baja, accionar el encendido y mantener al fondo hasta que se vaya emulsionando ella sola, “sin moverse hasta que llegue a arriba, y después agitar con movimientos suaves, rítmicos, para que todo se funda en uno solo”. Según iba haciendo memoria, iba viendo como se armonizaba en su mente la cremosa salsa. De pronto recordó aquello que le había hecho granjearse unos cuantos pescozones de pequeño: “A la mayonesa  no se la mira fijamente cuando se está lev

EL BACÍN Y LA MAYONESA (III)

 Abocado a su Kraken particular enfrento la encimera sudoroso, con estertores, dando los últimos coletazos del pez que fuera del agua, agoniza. De fondo, esa musiquilla que tanto odiaba “cocinando me doy una maña que no hay en España…”, que en un tris, ella, puso a sonar en su móvil para su tortura. Las cantidades estaban claras, lo que debía hacer también. Exprimió el limón con cuidado de colar pulpa y huesos. Como buen maniático limpio la cascara del huevo estropajo en mano, como quien limpia unos mejillones. La sal necesaria, dos pellizcos, esa cantidad que solo saben los buenos y que parece fácil,  que son como las dos cucharadas de aceite que luego resulta ser el fondo de la sartén. Los sudores fríos se le acumulaban uno tras otro y ya no podía dilatarlo más. Cogió el vaso, comprobó que estuviera seco, muy seco, tipo desértico. Tres trapos uso para asegurarse que no había resto de agua, aún así, antes de verter el aceite de girasol cogió un papel absorbente y lo repaso p