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Mostrando entradas de noviembre, 2016

POR MIS BRIQUETAS.

Notaba como el viento, acompañado del siseo, mecía sus sienes plateadas. Era un morrocotudo día de invierno. Sobre sí, un cielo gris, y a medida que fue avanzando la mañana se tornó más plomizo. Cuántas veces había visto aquello. No intentó responderse, pues era inútil, siempre sostuvo que no se tenía memoria climática, y salvo que quedara constancia escrita, todos pecábamos de lo mismo, "Yo como este año no recuerdo nada igual". Se sentó en su trozo habitual del banco del parque. El viento traía aromas de leña recién encendida que le evocaba su sillón junto a la chimenea. Paradójico, allí sentado, recordaba una chimenea encendida, que sólo se había encendido una vez, y por la emergencia de un corte de luz, que provocado por un temporal de viento y nieves los tuvo casi un día sin calefacción. Sólo de pensar en tener que limpiar luego todo, se le quitaban las ganas de encender nada. "Maldita pereza" La oscuridad, justo a la hora del Ángelus, era casi de ecl

CENTINELA

Te elevaron  como palacio de Dios, y te pones de puntillas para alcanzar el cielo, para ser su morada. Atrás quedan las historias, las de las malignas puertas del Ángel caído. Tú, que cerraste una para que Lucifer no saliera libremente por el Abantos, esperas paciente como centinela, para que el Maligno no retuerza ni arrastre almas al Averno. No, no durante tu guardia. De vez en cuando te llega el relevo. "Descansa centinela, cumple tu deseo, se Palacio, se Morada. No te alces sobre tus puntas, he bajado el Cielo para acompañarte".

LAGRIMAS

No me vengáis con lloros, olvidad el consuelo. En qué costado estabais, cuando caminaba sólo y ella era mi aferro. Donde se anclaba mi alma, donde yacían los sueños. Dónde estaban las manos, las del calor, las de compañía, o simplemente las del silencio, esas que cicatrizan por dentro. No necesito compaña, la suya sólo me basta. A mí me quedan recuerdos, sus caricias, sus besos. No me vengáis con lloros, olvidad el consuelo. Que no os queden las lágrimas como único recuerdo.

EL MARAQUERO

No sé si confundo las cosas, si mi mente delira, o si me paso de copas. Cuando vi al maraquero bajar, por las escalinatas del "air fors guan", lo tuve claro y me dije "ha venido a despedirse" Allí, junto al Francés, Italiano, y el Inglés, estaban doña Angela, Mariano y el Maraquero también. La comandita perfecta, los aliados a la mesa, Levantemos las copas, hagamos Chin chin, que ahora después me entrevisto con el primo Vladimir. No hubo llantos, ni lamentos, todo sonrisas, la procesión va por dentro. "He venido a informaros como está el patio en mi Pueblo" Ya se marcha el Maraquero, el mensaje claro y concreto, "Angela Por Dios, no te vayas de tu puesto" quién nos va salvar de Donal el populero. Ella que lee en la rosa de los vientos, en cuanto a visto la brisa que sopla pa´sus adentros, en beneficio de todos, tras once años de cetro, repite en las próximas, para lucir los modelos que a Melania le niegan

ESPÉRAME

Se había escapado de aquel tumultuoso acto que le recordaba todos aquellos años que había vivido junto él. Con su traje negro, de luto, deambuló, quizá fueron cinco minutos, quién sabe si fue una hora, por sus calles de siempre hasta llegar a aquel Pub concurrido por sus habituales, supuso. Media docena de personas que se giraron al notar su presencia, pero a la que hicieron caso omiso, supuso, por el lúgubre espectáculo que su figura desprendía al pasar. Acababa de enterrar quince años de matrimonio, quince años retorcidos, vacíos, de penar. Quince años de opresión, de golpes silentes, puñetazos verbales, Quince. En la barra le esperaba un Whisky doble, sin hielo. En el aire flotaba la voz de D. Antonio Machín "Espérame en el cielo, cariñito adorado, que si Dios te ha llevado, fiel te juro seré yo". Se asió firmemente al vaso, se giró a la concurrencia, brindó, y se abrochó para el cuerpo el doble de una. Dejó el vaso sobre la barra, y salió por la puerta en silencio, co

NIÑA DE NÁCAR.

Me rondas día y noche, en un continuo girar. Quién hay que se resista a este ronroneo tuyo, y para colmo de la locura más te arrimas, más me acunas. Niña de la piel de nácar no te hagas la cortés, me rondas por Lorenzo, él ilumina tu tez. Sólo me queda el consuelo algo por lo que sufre él. Te tengo a tiro de brazo, el baile es conmigo, él desde lejos nos ve.

AL MOFRAG.

Si se tratase de mi cuaderno de pastas de hule, comenzaría hablando de depósitos que desde el precámbrico se fueron sedimentando paulatinamente hasta llegar al Silúrico. Que en su camino, lleno de transgresiones y regresiones de plataforma marina, con mayor o menor nivel energético, se habría configurado un paisaje laminado de esquistos, pizarras grises, negras, y cuarcitas Armoricanas, del Caradoc, o del Criadero. Y dado que en el devenir de la historia geológica, cualquier tiempo de reposo es mera casualidad, la Orogenia Herzínica elevó todos estos depósitos provocando una gran erosión. Postrera,  la erosión Alpina, el Tajo y el Tietar, continuaron con los cambios morfológicos, y en el Cuaternario, las fluctuaciones climáticas remodelan el paleo-relieve, generando los visibles coluviones, glacis, pedreras y terrazas. Todo ello desde hace 800 millones de años, porque las prisas no son buenas compañeras. Pero aquí no tengo mi cuaderno de hule con sus hojas a mi disposición, ni dis

¡GO - GO!

Miedo me dá,  o es pavor.  Iceta ha vuelto a la carga,  la madre que lo parió. Líbranos de Mariano, Pedro líbranos, por Dios, vehemente desde el estrado, a gusto se despacho. Como ha acabado Pedro ante tal exultación, ya todos lo sabemos, no hace falta explicación. ¡Go, Hilaria, Go! grita nuevamente Iceta desde el estrado desde el balcón. ¡Ay! que verbenero  me resulta  el postinero. Mira Hilaria te veo recorriendo el mundo entero de la mano de Don Pedro.

ÁLMAME

Rodéame con tus brazos, apareja mis medidas, a codos, a palmos, pero hazlo vida mía. No dejaré que se escape este sentir por ti. Este bullir de sangre, este intenso frenesí. Un gesto, una caricia, un leve roce. Un beso en la distancia, algo que te denote. Aunque la parca te lleva, aquí quedan las brasas. Rompe este epilogo mudo que se diluye en la nada. Regresa en silencio, furtivo, posee esta casa. Ella se llevó tu cuerpo, y para mí quiero tu alma.