Notaba como el viento, acompañado del siseo, mecía sus sienes plateadas. Era un morrocotudo día de invierno. Sobre sí, un cielo gris, y a medida que fue avanzando la mañana se tornó más plomizo. Cuántas veces había visto aquello. No intentó responderse, pues era inútil, siempre sostuvo que no se tenía memoria climática, y salvo que quedara constancia escrita, todos pecábamos de lo mismo, "Yo como este año no recuerdo nada igual". Se sentó en su trozo habitual del banco del parque. El viento traía aromas de leña recién encendida que le evocaba su sillón junto a la chimenea. Paradójico, allí sentado, recordaba una chimenea encendida, que sólo se había encendido una vez, y por la emergencia de un corte de luz, que provocado por un temporal de viento y nieves los tuvo casi un día sin calefacción. Sólo de pensar en tener que limpiar luego todo, se le quitaban las ganas de encender nada. "Maldita pereza" La oscuridad, justo a la hora del Ángelus, era casi de ecl
Sin pretensión alguna... Una amiga me dijo que debía hacerlo, y si es amiga lo diría por algo.